«Cuando el mar y la naturaleza son escuela de vida y de management»
Perú me ofreció muchas cosas, entre ellas, descubrir el surf. Un deporte atrapante que me enseñó muchas lecciones que apliqué sin darme cuenta a pulir mi estilo de liderazgo. Aquí les comparto lo que aprendí.
Lección 1: no hay edad para empezar a hacer algo. Me subí por primera vez a una tabla pocos años antes de cumplir 50 y aquí estoy. ¡No hago aéreos (todavía) pero ya llegará! Si quieres hacer algo, da el primer paso. Líder no es aquel que tiene un título o cargo sino el que se enfrenta a la vida con paso decidido, comprometido con sus objetivos y asumiendo responsabilidad de sus resultados. Al final, te vas a arrepentir por las cosas que no hiciste más que por las que salieron mal.
Lección 2: el valor de la paciencia. El mar tiene su ritmo y hay que saber respetarlo y esperar hasta que llega tu ola, a no desesperar, a estar atento y remar con decisión cuando te lanzas. La vida, con su ritmo, también trae oportunidades, momentos que no se repetirán. Un líder sabe reconocerlos, los saborea y se entrega con determinación.
Lección 3: constancia y la disciplina. Todos los días se aprende algo. Levantarme a las 5 AM, cruzar la ciudad de noche y zambullirme en un mar helado con las primeras luces del día. ¡Nada mejor! Mejoramos día a día con pequeñas cosas que se transforman en hábitos que generan resultados sostenibles en el tiempo.
Lección 4: a superar miedos como esa ola que te levanta y encabuza para revolcarte y dejarte sin aire… de a poco se supera. Los miedos se enfrentan y dejan de serlo. ¡Lo peor que puede pasar es caerse y hay que volver a intentarlo!
Lección 5: aprendí a reconocer excusas vacías; que el agua está fría, que es invierno, que está muy grande… Como dice uno de mis coaches: siempre detrás de una excusa se esconde un miedo. Un líder debe reconocer cuando se presentan estas excusas vacías e identifica el miedo para enfrentarlo. Siempre va a surgir algo que va a parecer razonable para no hacer algo. Identifícalo y no dejes que te detenga!
Lección 6: nunca hay un mal día de surf. Mar chico, grande, desordenado o flat. Cuando estás en el agua, hay un momento en que tomas conciencia de lo afortunado que eres de poder estar ahí. Estamos vivos y sanos. ¿Qué más? Agradece por ello. La gratitud es esencial en el ejercicio del liderazgo porque cambia nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás. Las emociones accionan sobre el comportamiento y esto se contagia.
«Siempre detrás de una excusa se esconde un miedo…»
También me enseñó sobre territorialidad, a gritar ¡esa ola es mía! Pero a la vez, a ser responsable y solidario. Defiende tu individualidad, pero en el compartir con otros está el disfrute.
Todo suma. Como líder, te enfrentas a los vaivenes de los diferentes ámbitos de la vida y cada vivencia aporta de manera bi direccional: lo familiar, el deporte, lo profesional, todo converge en nosotros mismos y en el impacto que generamos en otros cuando vivimos con intención y conciencia.
¿Y tú, cuando te animas?